La cubierta de piscina, como sistema de climatización

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En los tiempos que corren, resulta importante amortizar una inversión como la que representa una piscina en casa, y eso resulta más fácil cuando podemos disfrutar de ella 4 ó 5 meses, por ejemplo, en lugar de los 2-3 meses habituales en muchas zonas de España.

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Lógicamente de cara a poder aprovechar más tiempo la piscina, resulta recomendable que el agua de la piscina esté a una temperatura adecuada, cosa que sin la ayuda de algún agente externo, en determinadas épocas del año y en determinadas zonas, resultaría imposible.

Valorando inicialmente el uso de la piscina de cara a un alargamiento de la temporada y no a un uso para todo el año, hay diversos sistemas que nos pueden permitir lograr el objetivo, sin necesidad incluso de utilizar cubierta o cobertor alguno. Estos pueden ser a través de energía solar, bombas de calor, calentadores eléctricos o intercambiadores. El problema de los tres últimos es que si no nos ayudamos de alguna cubierta o cobertor, probablemente el consumo se disparará de cara a mantener la temperatura entre los habituales 26-28ºC, sobre todo a finales de la primavera (Mayo-Junio) y a finales del verano (Septiembre, incluso Octubre), incluso en otras fechas si son zonas dónde refresca mucho por las noches, con la consiguiente pérdida de temperatura del agua.

Y la opción de los paneles solares, ya sabemos que sí bajan mucho las temperaturas y abundan los días nublados, difícilmente va a poder cumplir con nuestras necesidades.

Por tanto, el uso de algún tipo de cubierta o cobertor puede resultar bastante interesante.

La duda surge cuando se plantea el uso de una cubierta o un cobertor, como un sistema de climatización por sí solo.
Si entendiéramos como sistema de climatización aquel que nos permite calentar el agua y determinar a qué temperatura queremos que esté, directamente no. Actualmente, ninguna cubierta es capaz de garantizar a qué temperatura va a estar el agua.

Por contra, sí es cierto que el efecto lupa que por ejemplo hace la estructura de una cubierta, permite crear un microclima en su interior con la consiguiente subida de temperatura del agua, y también con la habitual condensación en su superficie, a no ser que nos ayudemos de algún sistema de deshumidificación que lo evite.
Principal ventaja; no tenemos consumo alguno. Principal desventaja; no controlamos la temperatura del agua.

La otra opción, ya sea las llamadas cubiertas automáticas (generalmente de policarbonato), o las llamadas mantas solares o cobertores de burbujas, sí que permiten mantener mejor la temperatura del agua e incluso llegar a poder subir dicha temperatura hasta 4-6ºC.

Detalle manta solar
Detalle manta solar

Pero debemos tener algo muy claro, dicha subida de temperatura no es uniforme y generalmente se produce en los 40-50 cms más próximos a la superficie, notándose la diferencia de temperatura con el agua que se encuentra a mayor profundidad, pudiendo llegar a resultar algo incómodo. Por ello, este tipo de cubiertas y cobertores resulta recomendable más como ayuda, que como sistema de calentamiento en sí mismo, resultando más efectivo en piscinas de poca profundidad.

Por tanto, cada una con sus posibilidades, sí que permiten un determinado calentamiento del agua, pero quizás no todas ellas debieran ser consideradas como sistemas de climatización para piscinas.

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